El libro de Génesis a partir del capítulo 37, narra la historia de José, un joven muy amado por su padre, cuya historia fue marcada por dos sueños, a través de los cuales Dios le mostró el propósito para su vida.

Por causa del enojo y la envidia que sus hermanos sentían por ser el consentido de su padre, José fue vendido como esclavo. Sí, sus propios hermanos lo vendieron, pero el propósito de Dios con él, no acababa allí.

Sí, sus propios hermanos lo vendieron, pero el propósito de Dios con él, no acababa allí.

José fue vendido a un hombre llamado Potifar, quien era oficial de Faraón, capitán de la guardia, de quien se ganó su confianza, pero también el deseo de su esposa. Ésta mujer quiso seducirlo, pero él, un hombre fiel a Dios y a su amo, no lo permitió, por lo cual ella lo denunció como un intento de violación. Por ésta situación fue llevado preso. Aun así, el propósito de Dios con él tampoco acababa allí.

Estando preso, el copero y el panadero del rey, que también estaban presos con él, tuvieron un sueño cada uno, para los cuales José les explicó su significado. Cumpliéndoseles el sueño, (uno que significaba muerte para el panadero y otro, para el copero, que significaba la restauración de su servicio al faraón) terminó allí la prisión de estos dos sirvientes. Para quien viviría, el copero, José le dijo que se acordara de él cuando estuviera con el Faraón, sin embargo, una vez libre, se olvidó de él por un tiempo. Pero el propósito de Dios con él, allí no moría.

Pasado un tiempo, el Faraón tuvo un sueño (Génesis 41), el cual necesitaba interpretación. Pero después de escuchar a todos sus magos y sabios, ninguno pudo interpretarlo. El copero se acordó de José, de su don para interpretación de sueños y lo trajeron ante la presencia del Faraón. José interpretó el sueño perfectamente, lo que permitió que el pueblo de Egipto no pereciera de hambre.

Te puede interesar:

Por causa de la interpretación del sueño que José hizo a Faraón, éste lo puso como segundo al mando en todo Egipto para administrar los alimentos que habían logrado almacenar para el tiempo de escasez.

José se reencontró con sus hermanos y aunque éstos desconocían que él era aquél joven que ellos vilmente habían vendido como esclavo, fue quien les proveyó los alimentos a causa de la escasez en la tierra y en Israel.

José atravesó muchas dificultades, muchos tropiezos, pero nunca desfalleció y el sueño que Dios le dio nunca murió aun cuando todo parecía acabar. ¿Cuál era ese sueño? Que José iba estar en un lugar de eminencia y desde allí proveería de alimento al pueblo de Jacob que luego sería llamado Israel.

José atravesó muchas dificultades, muchos tropiezos, pero nunca desfalleció y el sueño que Dios le dio nunca murió aun cuando todo parecía acabar.

Estamos experimentando tiempos difíciles, vemos noticias no tan alentadoras, pero cuando todo parece oscurecer, el Señor te recuerda que tiene un propósito para tu vida, te ha dado sueños que no mueren aún en tiempo de pandemia. Él sigue siendo Dios, sigue sentado en su trono, por tal motivo, tus sueños no han muerto. Él los hará cumplir de acuerdo a su voluntad, solamente no dejes de creer ni dejes que las situaciones adversas que ocurren en lo natural, te hagan olvidar que hemos creído en un Dios Sobrenatural.

Te invitamos a leer la historia completa de José, que como muchas otras historias de la biblia dan cuenta del poder maravilloso de nuestro Padre Dios que hace los sueños realidad aún en tiempos de crisis.

Deja un comentario