El reloj marca 7:00 pm y Javier está muy emocionado, ya que al día siguiente es la celebración de su cumpleaños número siete. Él está expectante pues desde hace tres meses viene pidiendo esa patineta que una vez vio en una tienda deportiva.

Son las 5:30 am del siguiente día y Javier ya está despierto, y como es costumbre, cada año sus padres ponen los presentes de su hijo dentro del armario la noche anterior, Javier corre y abre la puerta y se encuentra con su tan anhelado regalo. Es medio día, la celebración de cumpleaños aun no comienza y Javier ya ha hecho de aquella patineta una extensión más de su cuerpo. Un par de semanas después, el padre de Javier, entra al garaje y entre unas cajas se topa con la patineta un tanto empolvada de su hijo, la toma y llega donde Javier y le pregunta: ¿Por qué ya no lo usas? ¿Ya no te hace feliz? –Javier contesta- No tanto como al principio.

Creo que en algún momento nos hemos identificado con el niño de esta historia; deseamos algo en particular, un teléfono, unos zapatos, un título universitario, y cuando lo obtenernos, la felicidad que ese nos brinda se debilita al pasar el tiempo. Y es que esta situación nos revela una profunda realidad y es que los bienes materiales no pueden brindar felicidad a largo plazo.

El mundo de hoy constantemente nos está diciendo de diferentes formas que, algo que hagamos, compremos, vistamos, nos rociemos o conduzcamos, nos dará placer permanente. Sin embargo, esto es falso. Hagamos lo que hagamos, nada puede brindarnos satisfacción plena y esta afirmación tiene sustento en las escritura.

Te puede interesar:

En el evangelio de Mateo capítulo 4 Satanás trata de tentar a Jesús en el desierto, y lo persuade para que cree pan para satisfacer su necesidad, pero Él lo reprendió citando Deuteronomio 8:3 RVR 1960:

Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

Deuteronomio 8:3 RVR 1960

Jesús no estaba queriendo decir que el hombre no necesita de nada material para vivir, el sentido real es que somos seres espirituales y que por ello, no podemos alcanzar una vida plena solo con cosas materiales. Muchas personas ignoran esta realidad e intentan saciar esa necesidad espiritual con lo que este mundo ofrece, y se hacen a toda clase de bienes y placeres terrenales, y aun alcanzando todo ello, se sientan igual de vacíos e infelices. Esto se debe a que fuimos creados para Dios, y solo Él puede satisfacernos plenamente.

Jesús le dijo a una mujer samaritana que aunque fuera a diario a sacar agua del pozo, su sed nunca se saciaría. En esencia Jesús nos intenta decir que nada en esta vida podrá saciar plenamente la sed del corazón del hombre. Por ello el Señor nos ofrece un agua que quien beba de ella no tendrá sed jamás; sino que el agua que Él nos ofrece será en nosotros una fuente de agua que salte para vida eterna:

Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;  mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna

Juan 4:13-14 RVR 1960

La vida plena del hombre se encuentra escondida en Jesús:

Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios

Colosenses 3:3 RVR 1960

Por ello la satisfacción verdadera solo la encontrarás en Él y en sus riquezas.

Deja un comentario