Rutina para un espíritu saludable

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma

3 Juan 1:2 RVR 1960

Gozar de buena salud para disfrutar de la vida, evitar la enfermedad o recuperarse rápida y definitivamente cuando se tiene un mal diagnóstico, es una de las principales aspiraciones a lo largo de la vida, estar saludable es sinónimo de bienestar y es el estado en el que todos queremos permanecer, aún en la vejez; ahora, nuestro ser se compone de cuerpo, alma y espíritu, por lo que corresponde mantener la salud de cada una de estas áreas.

Cuando se trata del cuerpo procuramos una alimentación balanceada, aplicamos productos para proteger la piel, lo ejercitamos, etc., si se manifiesta algún dolor inmediatamente buscamos tratamiento o medicina para mitigarlo; de igual forma tratamos nuestra alma, se preguntarán ¿de qué manera? Pues bien, cada vez que realizamos actividades agradables y que edifican, escuchamos buena música, realizamos una lectura amena, permanecemos en ambientes y espacios cómodos, se produce una sensación placentera, no es nada distinto a un alma bien ejercitada, la siguiente pregunta es: ¿qué debemos hacer para mantener nuestro espíritu saludable?

Como seres tripartitos es importante mantener el equilibrio de cada área para hacer frente a las situaciones del día a día, por tanto, así como nos ocupamos del cuerpo y el alma, el espíritu debe estar en excelente condición y cumplir con una rutina, de la misma forma que se espera que un deportista de alto rendimiento se prepare para la carrera.

En primer lugar, es importante seguir un plan de entrenamiento y para ello contamos con el más completo que se denomina: plan de salvación, diseñado hace muchos años y que solo debemos aceptarlo para que haga parte de nuestra vida.

Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa

Hechos 16:31 RVR 1960

Quienes no se apegan al plan mantendrán un espíritu fuera de forma insistiendo en el pecado, como el obeso está entregado a los alimentos indebidos, de no seguir el plan de dieta y ejercicio, se dirige irremediablemente hacía a la muerte.

Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro

Romanos 6:23 RVR 1960

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La rutina también requiere de una adecuada nutrición, por eso nuestro espíritu espera un buen alimento cada día:

El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios

Mateo 4:4 RVR 1960

 y una buena hidratación:

más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna

Juan 4:14 RVR 1960

Todo eso lo encontramos en la palabra de Dios, el pan nuestro de cada día.

Ahora estamos listos para el entrenamiento, con el cual aseguramos el acondicionamiento y resistencia, eso nos obliga a buscar un lugar en el que además contemos con compañía que nos ayude a mantener la motivación y no abandonar el objetivo de permanecer saludables, ese lugar es la iglesia:

Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos

Salmos 122:1

Así mismo tenemos un personal trainer dispuesto a guiarnos en un horario 24/7, quien con su ejemplo nos motiva a seguir sin desmayar.

Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén

Mateo 28:20

Siguiendo esta rutina, los resultados se verán a muy corto plazo y serán notorios para todos a nuestro alrededor, incluso podemos añadir suplementos como el ayuno y la oración para mejores resultados, con todo lo anterior estaremos preparados para la gran carrera de la vida, podremos superar cualquier obstáculo, cargar con el peso de nuestra cruz y recorrer el camino sin cansancio ni fatiga, para que un día podamos decir como el apóstol Pablo:

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

2 Timoteo 4:7