!Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!

Salmo 133:1 RVR 1960

En el mundo animal existen comunidades organizadas, métodos de trabajo en equipo, liderazgo y reglas de convivencia que garantizan la subsistencia de las especies y de las cuales el hombre puede aprender y replicar en la vida civilizada, por lo anterior, es interesante encontrar en las escrituras semblanzas a diferentes animales resaltando alguna característica para llamarnos la atención, sea por su aspecto negativo o por el positivo. La biblia nos da algunos ejemplos de animales que siendo muy pequeños, en grupo pueden ser tan destructores como un ejército, tal como las langostas (Proverbios 30:27) y, otros que como las polillas tienen una increíble fuerza demoledora (Mateo 6:19), algunos otros tienen una mención especial por su espíritu laborioso, como las hormigas (Proverbios 30:25), entre otros.

De esta forma llegamos a una de las comparaciones más importantes de la palabra de Dios, la que asimila a los creyentes y miembros de la iglesia como un rebaño de ovejas (Salmo 78:52, Salmo 100:3). Uno de los aspectos más importantes que a los creyentes y a la iglesia les conviene observar, son los grupos de animales sean manadas, enjambres o jaurías según su especie, quienes aseguran su conservación mediante el trabajo mancomunado, así por ejemplo, depredadores como los lobos, se desplazan en estrictas formaciones, marcan una presa y todos los demás integrantes toman una posición estratégica para hacerse al botín logrando el alimento para todo el grupo. A su vez, los grupos de animales que suelen ser presa, pastan juntos de forma que los adultos mantienen protegidos a los más jóvenes y vulnerables.

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La anterior descripción permite adaptar una frase del célebre libro infantil “el libro de la selva”, concluyendo que la fuerza de un individuo reside en el grupo, al tiempo que el grupo la obtiene del individuo, en otras palabras: un creyente se fortalece en la congregación y la congregación se nutre de la fuerza de la fe de cada creyente; de ahí la importancia de congregarse y permanecer unánimes juntos (Filipenses 2:2).

completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.

Filipenses 2:2 RVR 1960

Así lo hizo la iglesia primitiva en sus comienzos como lo ilustra el libro de los Hechos, creciendo día a día en fuerza y en número y permaneciendo en esa unidad a pesar de los ataques del enemigo y, aunque fue esparcida, no pudo ser reducida por cuanto se mantuvo firme su propósito, usando cada adversidad como una oportunidad para que la palabra llegase a mas lugares (Hechos 8:4).

Cada tiempo trae sus propias dificultades, pero siendo parte de un numeroso rebaño, debemos atender fielmente la palabra de Dios que nos llama a permanecer unidos en fe, con la mirada puesta en el buen pastor quien marca el camino, el ritmo, la estrategia y nos invita a mantener su visión y cumplir su misión en la tierra; nos hace bien entonces aplicar un poco de sabiduría natural y poner en práctica toda estrategia que asegure el éxito de nuestra comisión, siendo dóciles en el aprendizaje de la palabra, pero estrategas en su predicación (Mateo 10:16), unidos en fe y amor.

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