El planeta Tierra, el tercero que orbita alrededor del Sol.  Una gran esfera llena de vida, el lugar donde habitamos.  De acuerdo al relato bíblico en Génesis Capítulo 1, este planeta es creado por Dios y dado al hombre para su mayordomía y disfrute:

  y los bendijo con estas palabras:
«Sean fructíferos y multiplíquense;
    llenen la tierra y sométanla;
dominen a los peces del mar y a las aves del cielo,
    y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo».
También les dijo: «Yo les doy de la tierra
    todas las plantas que producen semilla
y todos los árboles que dan fruto con semilla;
    todo esto les servirá de alimento.
Y doy la hierba verde como alimento
    a todas las fieras de la tierra,
a todas las aves del cielo
    y a todos los seres vivientes
    que se arrastran por la tierra».
Y así sucedió. Dios miró todo lo que había hecho,
    y consideró que era muy bueno.

Genesis 1:28-31 versión Nueva Traducción Viviente.

Pues bien, el planeta es nuestra responsabilidad, pero ¿en qué condiciones está? 

Veamos algunos datos importantes[1]:

  • Durante los últimos 35 años la Tierra ha perdido un tercio de la vida silvestre global.
  • Estados Unidos produce el 30% total de toda la basura del mundo, siendo el país que más contamina.
  • Por cada millón de toneladas de petróleo que se transporta en los océanos, cerca de 1 tonelada se derrama en el agua.
  • Cada 8 segundos muere 1 niño por causas relacionadas con el consumo de agua contaminada.
  • Más de 800 neurotóxicos químicos son usados en cosméticos e industrias de perfumes.
  • Más de 100 ingredientes de plaguicidas son sospechosos de causar defectos de nacimiento, cáncer y mutaciones genéticas.
  • En Bombay, India, respirar durante 1 día equivale a fumar 100 cigarrillos, según los expertos.
  • El 90% de los recursos disponibles de agua dulce del planeta están en la Antártida.
  • Según los últimos estudios relacionados con la contaminación del aire a nivel global, 1 de cada 8 muertes en el mundo entero tienen que ver con la contaminación en el aire.
  • Según las estadísticas, 34  millones de personas, en el mundo entero, mueren cada año por afecciones relacionadas con el agua contaminada.
  • Los niños de Kabwe registran el máximo nivel de plomo en la sangre de todo el mundo y tienen altísimos niveles de mortalidad.
  • Basta un litro de aceite para afectar a 1.000 litros de agua.
  • Cada uno de nosotros genera unos 300 kg. de basura al año por término medio.
  • Nuestra basura se compone de 50% de materia orgánica, 30% de papel, 5% de vidrio y 5% de plástico.
  • Cada año consumimos 54 kilogramos de plástico por persona.

Entonces, ¿qué debemos hacer como cristianos?[2]

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La mejor ilustración de cómo deberíamos relacionarnos con la tierra es el concepto de un mayordomo, que aparece en toda la Biblia. Un mayordomo es una persona que administra, protege y es responsable de la propiedad de otra persona.

Salmos 24:1 NVI declara, “Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella.” Ese versículo deja bastante claro que toda la creación le pertenece a Dios. Esto significa que los seres humanos en última instancia, no somos dueños de la tierra. Como tal, no es nuestra para maltratarla. El privilegio de vivir aquí es un regalo, dado gentilmente por un Dios amoroso. Pero somos los encargados de este lugar. Somos responsables ante el Dueño sobre cómo nos preocupamos por ella.

El uso humano apropiado de la creación requiere de una postura de humildad, gratitud, afecto y corresponsabilidad, no de destrucción y explotación.

El cuidado de la creación puede expresarse de varias maneras prácticas. Simplemente prestando atención al consumo propio, a los residuos, al estilo de vida y ayudar a cuidar la tierra. Podemos elegir alimentos producidos localmente, comprar artículos que inflijan el menor de los daños en la tierra en su producción. Podemos reciclar. Podemos usar residuos como abono; podemos usar agua responsablemente; podemos recoger la basura y deshacernos de ella de manera apropiada.

Existe una gran variedad de formas para cuidar de la tierra. Como mayordomos de la creación de Dios, cuidar de la tierra es nuestra responsabilidad y privilegio.

Recuerda: ¡Es el lugar donde habitamos!!!


[1] Datos estadísticos tomados de la página www.yocolaboroconelmedioambiente.es

[2] Porción extraída del artículo: ¿Deberían los cristianos preocuparse por el medio ambiente? Escrito por R. Robert Creech, Ph.D.

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